miércoles, 5 de marzo de 2014

Nelson: héroe y protector de Inglaterra  I
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Si bien este blog habla sobre el caso mexicano durante el Porfiriato, en ocasiones como esta,  haré excepciones de tiempo y espacio.
El arte funerario y los ritos fúnebres son imprescindibles en cualquier cultura. En esta ocasión presentaré un ejemplo de le Gran Bretaña durante la Época Georgiana específicamente en el año de 1806.  Desde luego que me refiero al opulento funeral que se le concedió al Vizconde  Horatio Nelson. Héroe de  un buen número de batallas y  un fiel  súbdito de la corona.  Desde la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, hasta campañas en lugares tan exóticos para el momento como Egipto, Nelson destacó por su pericia y talento militar, no obstante su mayor y última Gloria fue sin duda la Batalla de Trafalgar en la que perdió la vida. 
Si se toma en cuenta la  distancia que hay entre el Cabo de Trafalgar y el territorio Inglés no es de sorprender el tiempo tan largo (75 días) que hay entre  la mencionada batalla y el funeral en Londres. Para empezar las noticias no llegaban en segundos u horas como ahora, sino que el correo marítimo aplazaba la noticia durante semanas. Al saberse  la noticia, en Londres, y desatarse un gran pesar por el fallecimiento, se buscó decidir qué tipo de funeral debería recibir.
Un detalle que es de mencionar es que si bien, en la época a los marinos  y militares muertos en el mar se les lanzaba al agua después de un servicio religioso más que breve. Sin embargo debido al rango y popularidad que gozaba el personaje,  se determinó que el funeral debería ser en la capital de la nación con  todo el boato inglés.
El  funeral, se comenzó a planear desde noviembre e incluso se dice que el mismo Rey George, el Arzobispo de Canterbury y el deán (rector y ministro principal) de la Catedral de Saint Paul, se decidieron por un servicio, cuyo final incluiría el depósito del cadáver de Nelson en la cripta del templo.


Aunque pudiera parecer grotesco, el cadáver se había preservado por varias semanas  en una caja de madera llena de Brandy, hoja  de alcanfor y mirra, ahora necesitaba un ataúd, que se pudiera ver presentable en un funeral de Estado. 

Fin parte I