El último adiós
El día ocho de enero se llevó a
cabo la procesión, primero por agua y después por tierra el nueve. La sección
en agua fue a bordo de una fragata
y se cubrió el ataúd con un paño
de terciopelo negro. El féretro se
colocó en un carro adornado del tal
manera que se pareciera lo más posible a el barco del almirante e incluso se
colocó una efigie en la parte frontal. Los restos de Nelson siempre estuvieron
custodiados por personal militar: algunos de los veteranos de Greenwich,
compañeros de carrera y la tripulación del Victory. Obviamente el desfile
supuso un espectáculo público pocas veces visto en las calles londinenses. Con excepción
del monarca Reinante y sus consortes no se había visto tanto despliegue de
magnificencia en un funeral, especialmente si se considera que se estaba
viviendo el larguísimo reinado de Jorge III y las exequias de su sus padres ya
tenían bastante tiempo, al igual que las de sus abuelos Jorge II y Carolina de
Ansbach. Un detalle muy curioso y que resalta
la cantidad de personas que asistieron es que cuando el cuerpo llegó a Saint
Paul la última parte no había comenzado a avanzar en la zona de Whitehall. Debido
a que era invierno y oscurecía relativamente temprano se iluminó la catedral
con una enorme linterna con más de cien luces
El funeral, fue espectacular, en la gigantesca catedral al recibir el
cuerpo los ministros religiosos y los obispos sonó una composición de Croft utilizada en los
funerales, que se puede escuchar hasta hoy en día. El cuerpo fue colocado bajo
el enrome domo de Saint Paul y después
de un breve servicio en que resaltaron la marcha fúnebre de Handel (el link se
encuentra al principio del Blogg) entre otras se inhumó el cuerpo de Nelson, el héroe que en
un día de otoño pereciño de forma heroica cerca de las costas gaditanas.




