sábado, 26 de abril de 2014

El último adiós
El día ocho  de enero se llevó a cabo la procesión, primero por agua y después por tierra el nueve. La sección en agua fue a bordo de una fragata  y  se cubrió el ataúd con un paño de terciopelo negro. El féretro  se colocó en un carro adornado  del tal manera que se pareciera lo más posible a el barco del almirante e incluso se colocó una efigie en la parte frontal. Los restos de Nelson siempre estuvieron custodiados por personal militar: algunos de los veteranos de Greenwich, compañeros de carrera y la tripulación del Victory. Obviamente el desfile supuso un espectáculo público pocas veces visto en las calles londinenses. Con excepción del monarca Reinante y sus consortes no se había visto tanto despliegue de magnificencia en un funeral, especialmente si se considera que se estaba viviendo el larguísimo reinado de Jorge III y las exequias de su sus padres ya tenían bastante tiempo, al igual que las de sus abuelos Jorge II y Carolina de Ansbach.  Un detalle muy curioso y que resalta la cantidad de personas que asistieron es que cuando el cuerpo llegó a Saint Paul la última parte no había comenzado a avanzar en la zona de Whitehall. Debido a que era invierno y oscurecía relativamente temprano se iluminó la catedral con una enorme linterna con más de cien luces

El funeral, fue espectacular, en la gigantesca catedral al recibir el cuerpo los ministros religiosos y los obispos sonó una composición de Croft utilizada en los funerales, que se puede escuchar hasta hoy en día. El cuerpo fue colocado bajo el enrome domo de Saint Paul  y después de un breve servicio en que resaltaron la marcha fúnebre de Handel (el link se encuentra al principio del Blogg) entre otras  se inhumó el cuerpo de Nelson, el héroe que en un día de otoño pereciño de forma heroica cerca de las costas gaditanas.




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