Publicidad fúnebre porfiriana: entre lo afrancesado y la higiene
La clase alta
porfiriana trataba de modernizarse cada vez más. A fines del siglo XIX y principios en la Ciudad
de México, se vieron cambios en la forma
de vida (y de muerte) de estos grupos mediante. Esto fue gracias a la introducción de empresas que, hasta ahora no existían y que buscaban facilitar un momento difícil como la partida
de un ser amado.
Esta ayuda consistía en
contratar los diferentes servicios que se necesitaban al momento de la muerte, el ataúd,
flores, velas, mausoleos y lápidas y
sobre todo el traslado a los nuevos cementerios. Durante el Porfiriato es que
surgen los nuevos cementerios externos a
la Ciudad de México y por lo tanto debe existir un transporte que evite a los
familiares llevar en hombros el ataúd. Para las distancias largas se utilizaron
tranvías que tenían costos variables
dependiendo la categoría, lo cual estaba
en razón del bolsillo de la familia. En ese momento la publicidad no era muy sutil, más bien, era descriptiva y directa y mostraba directamente los servicios prestados. Como auxiliar de publicidad se hacían dibujos o se presentaban fotos en las publicaciones periódicas, que mostraban la diversidad de oferta fúnebre.
Los cementerios de la época
buscaban antes que nada evitar los entierros en el interior de las iglesias y
en el atrio. En aquella época para ser moderno habría que ser ordenado y desde
luego limpio. La higiene se trasladaba a lo social en este caso un espacio específico
y nuevo en la imagen de la Ciudad de México: el cementerio extramuros. Este
espacio, por un lado era la solución a los atiborrados cementerios de las
iglesias y por otro un muestrario de los estilos, normalmente franceses que
imperaban en la estilística fúnebre de fines del siglo XIX y principios del XX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario