sábado, 10 de mayo de 2014

Infraestructura para vivos y muertos


Durante el Porfiriato la Ciudad de México  cambió y adoptó nuevos elementos considerados modernos. Uno de éstos fue lo relativo al trasporte. Las primeras casas de inhumación (hoy agencias funerarias)  se servían de las recién inauguradas vías de tranvía para prestar servicios a los cementerios  establecidos a las afueras de la ciudad.  Algunas otras poblaciones con población significativa a fines del siglo XIX, ya  se requiere del servicio de agencias de inhumación que   se sirven de las  “tranvías urbanas, que contaban con un carro fúnebre […] solamente las personas acomodadas  podían cubrir el costo del traslado  que no dejaba de ser gravoso para el común de la  gente”[1]. En la Ciudad de México, esta necesidad de transporte mortuorio se hace evidente en la publicidad de la “Agencia de inhumaciones Eusebio Gayosso [con dirección en] Mariscala  3 ofreciendo Recaudación de Panteones  Cajas Mortuorias y Servicio fúnebre por ferrocarril”[2]



[1] Alcaráz, Los espacios, 2002, p. 153.
[2] Buenrostro, Vida, 2003  p. 73

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