Nelson: héroe y protector de Inglaterra I
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Si bien este blog habla sobre el caso mexicano durante el
Porfiriato, en ocasiones como esta, haré
excepciones de tiempo y espacio.
El arte funerario y los
ritos fúnebres son imprescindibles en cualquier cultura. En esta ocasión presentaré
un ejemplo de le Gran Bretaña durante la Época Georgiana específicamente en el año
de 1806. Desde luego que me refiero al
opulento funeral que se le concedió al Vizconde
Horatio Nelson. Héroe de un buen
número de batallas y un fiel súbdito de la corona. Desde la Guerra de Independencia de los Estados
Unidos, hasta campañas en lugares tan exóticos para el momento como Egipto,
Nelson destacó por su pericia y talento militar, no obstante su mayor y última
Gloria fue sin duda la Batalla de Trafalgar en la que perdió la vida.
Si se toma en cuenta la distancia que hay entre el Cabo de Trafalgar y
el territorio Inglés no es de sorprender el tiempo tan largo (75 días) que hay
entre la mencionada batalla y el funeral
en Londres. Para empezar las noticias no llegaban en segundos u horas como
ahora, sino que el correo marítimo aplazaba la noticia durante semanas. Al saberse la noticia, en Londres, y desatarse un gran
pesar por el fallecimiento, se buscó decidir qué tipo de funeral debería recibir.
Un detalle que es de
mencionar es que si bien, en la época a los marinos y militares muertos en el mar se les lanzaba
al agua después de un servicio religioso más que breve. Sin embargo debido al rango
y popularidad que gozaba el personaje,
se determinó que el funeral debería ser en la capital de la nación con todo el boato inglés.
El funeral, se comenzó a planear desde noviembre
e incluso se dice que el mismo Rey George, el Arzobispo de Canterbury y el deán
(rector y ministro principal) de la Catedral de Saint Paul, se decidieron por
un servicio, cuyo final incluiría el depósito del cadáver de Nelson en la
cripta del templo.
Aunque pudiera parecer grotesco,
el cadáver se había preservado por varias semanas en una caja de madera llena de Brandy,
hoja de alcanfor y mirra, ahora
necesitaba un ataúd, que se pudiera ver presentable en un funeral de
Estado.
Fin parte I